La historia del Judo es inseparable de la figura de su creador, Kanō Jigorō (1860-1938), un influyente educador japonés. En 1882, en un templo de Tokio, Kanō fundó el Kodokan, o "lugar para el estudio del camino", marcando el nacimiento del Judo moderno. Su visión trascendía el simple combate, buscando crear una disciplina para la educación física y moral.
La llegada del Judo a España tuvo dos fases: primero, con exhibiciones a principios del siglo XX por figuras como Mitsuyo Maeda ("Conde Koma"); y segundo, la implantación real en la década de 1950 como método estructurado de defensa personal, gracias a pioneros como Alfredo San Bartolomé en Madrid y Henri Birnbaum en Barcelona.
Estos maestros no solo enseñaron técnicas de combate, sino que transmitieron los valores del Judo: respeto, disciplina y perfección personal. Sus esfuerzos sentaron las bases para el crecimiento exponencial que experimentaría el Judo español en las décadas siguientes.